TERAPIA VISUAL

Ver bien no solo implica tener buena agudeza visual también se necesitan otras habilidades visuales. La Terapia Visual trata de programas de refuerzo o instauración de aquellas funciones del sistema visual que no están en plenas facultades.

Antes de realizar la terapia visual hay que hacer un examen optométrico previo. Incluye un estudio de la motricidad ocular (seguimientos, fijaciones, sacádicos, etc.), percepción visual, dominancias oculares, acomodación, binocularidad y todas las pruebas necesarias para determinar cuál es el problema.

Para una lectura adecuada necesitamos distintas capacidades.
Los ojos tienen que alinearse simultáneamente sobre un punto (convergencia). Además, tienen que cambiar el enfoque de lejos a cerca, al papel (acomodación). Por último, hay que mover los ojos de forma continua, precisa, coordinada, no solo de forma rectilínea, sino que también hay que cambiar de líneas para seguir el texto (motricidad ocular). Por supuesto luego hay que interpretar lo que se lee.

Para la escritura el sistema cambia, creamos la imagen en nuestra mente y la codificamos en formas de palabras, para lo que necesitamos también una buena coordinación ojo-mano.

Simplificando, estas serían algunas de las capacidades visuales necesarias.

Si existe un déficit en cualquiera de estas habilidades va a traer como resultado un problema de rendimiento en lecto-escritura, que llevará a un rechazo a realizar cualquier tarea de cerca o incluso astenopia (fatiga, dolor en o alrededor de los ojos, visión borrosa, dolor de cabeza y ocasionalmente visión doble).

Una vez identificado el problema, hay que diseñar un programa personalizado de refuerzo o instauración de las habilidades visuales afectadas.

La terapia también es efectiva en otros problemas como la ambliopía (ojo vago) o incluso para mejorar el rendimiento en el deporte, no olvidemos que deportistas de elite ya lo realizan.